El souvenir de Banksy

Jaime Camil dixit

Cuando eres niño, lo último que quieres ver es la verdadera cara de Santa Clós o el Ratón de los Dientes. Verles el rostro, las arrugas o los detalles que los vuelven una persona más allá del mito les quita la magia, los reduce a la trivialidad de la la vida cotidiana. La idealización de esa figura se desbarata, y el factor sorpresa es reducido a un bonito recuerdo. Todos recuerdan ese día, en el que le vieron el verdadero rostro al panzón vestido de los colores de la Coca-Cola.

Con la nominación al Oscar de Exit Through The Gift Shop como mejor documental, las especulaciones sobre la persona detrás de Banksy efervervescieron como sal de uvas en la peor de las resacas colectivas. Luego, el artista británico declaró que a pesar de no estar de acuerdo con las ceremonias de premiación «estaría dispuesto a hacer excepciones». Tal vez se refiera a esto que apareció en Los Angeles hace unos días:

¿Fue Banksy o Mr Brainwash o el Mr. Brainwash de Mr. Brainwash?

En caso de que aún no hayan visto el mentado documental, les puedo adelantar algo: no es una película sobre Banksy. Es en realidad, una muestra más de que este sujeto no quita el dedo del renglón, molestar al establishment es su leitmotif. Banksy se ha convertido en el establishment. Un coleccionista snob no está contento si hoy no tiene un Bansky en una de sus paredes: se está burlando de sí mismo. Es el Brad Pitt del street art. A pesar de argumentar que no saca ganancia de los souvenirs que ofrece en su página, su probable “aparición” en los premios de la Academia no deja de ser una excelente oportunidad de capitalización por parte de su departamento de relaciones públicas. Ya sea para hacer obras cada vez más contestatarias o para convertirse en un afiche de colección producido en masa.

Contar de qué se trata Exit Through The Gift Shop sería como contar el final de un chiste de Polo Polo, con redoble de batería escracheado por Geoff Barrow. Es probablemente su pieza más ambiciosa, la mejor lograda y con la que está en la delgada línea de convertirse en una lata de sopas Campbell’s o en el cerebro más influyente de nuestra generación.

2 Responses to El souvenir de Banksy

  1. Weri says:

    No cabe duda que la provocación al caos en el arte de las calles es un reflejo tibio de la poca capacidad de asombro con la que nos enfrentamos todos. Ya vimos guerras, ya vimos banda paseando en la luna, y vimos a perros trepados en misiones espaciales, hambre, pobreza, renuncias y despidos políticos y hasta el programa de Niurka… pero las calles son de todos, y no tienen por qué no tener un recuerdo que habla al que lo mire sobre las cosas que en verdad importan. Viva el arte, vivan las calles y viva Bansky… el último iluminado de nuestra época.

  2. Xun says:

    ¿Y Chappelle Weri?

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