Adios Dos Mil Nueve

December 31, 2009

(Y nunca vuelvas)

Que el 2010 traiga:

  • Más estabilidad (también en mis tobillos)
  • Menos políticos de ultraderecha decidiendo por tí.
  • Menos enfermedades de frenesí.
  • Más educación y conocimiento para todos.
  • Menos arterias congestionadas.
  • Más profesionistas (bien) hechos en México.
  • Más seguridad.
  • Más sonrisas entre extraños.
  • Álbumes Panini llenos para todos.
  • Mucho trabajo y espacio para el ocio productivo.
  • Más visitas de Metallica a México.
  • Menos nicotina en nuestros pulmones.
  • Menos kilos provocados por estrés.
  • Más música, más películas, más arte para todos.
  • Revoluciones individuales reflejadas en comportamientos colectivos.
  • Menos talleres mecánicos corruptos.
  • Un final digno para LOST.
  • Libertad de decisión absoluta para las mujeres.
  • Menos párrocos doblemorales.
  • Matrimonios felices entre personas del mismo sexo.
  • Soberanía nacional. Menos Iniciativas Mérida y más iniciativas civiles.
  • Más días en donde se ven los arbolitos en las montañas.
  • Menos inundaciones.
  • Menos automóviles en las calles.
  • Menos pendejos con iniciativa.

Y así, querido lector, deseo que seas feliz y estés siempre cerca de los tuyos.

Feliz 2010.

B.


Dark Side of the Flaming Lips (a primera escucha)

December 23, 2009

Mi primera descarga en la tienda de iTunes tenía que ser esta. Los Flaming Lips covereando uno de los primeros discos que marcaron mi vida. Se bajó rapidito y sin problemas. Primera sorpresa, el disco está firmado por The Flaming Lips and Stardeath and White Dwarfs With Henry Rollins and Peaches (un “and” más y no lo escucho, ja).

La portada me recuerda por alguna razón a Nirvana.

Play.

Primer track, el mítico latido del corazón. “Breathe”, espectacular, con el nuevo sonido que traen los Lips en Embryonic. Bajeo profundo y lo-fi, le da pie a “On the run”. Estos güeyes no se andan con mamadas. El disco está bien pensado. Va todo bien.

“Time” me recuerda a otro bien logrado esfuerzo por emular a Pink Floyd, toses, paneos… ¿tan rápido llegamos al reprise de “Breathe”? Se va como el agua, quiero más.

Fuck, fuck, fuck… Peaches cantando en “The Great Gig in the Sky”. Fuck. Peaches sabe cantar. Es un caos todo, un reverendo desmadre que suena increíblemente ajeno y familiar. Henry Rollins: “I never said I was afraid of dying”. No, yo tampoco he dicho eso nunca. Venga, la que sigue.

Ahhhh, caviar, lear jets y el bajo de Ivins sonando preciso. Protesta en cinco cuartos. Cinco cuartos mucho más barrocos que la de 1973, al mismo tiempo les falta esa dedicación pacheca que se escucha directo desde los estudios Abbey Road. Las voces suenan a través de un vocoder. Wayne Coyne invitó a la banda de su sobrino a grabar con ellos, es un jam pero bien orquestado. Alguien puso orden ahí, alguien definitivamente muy desordenado.

Calma distorsionada. “Us and Them”. Por alguna razón esta canción me da un poco de hueva al principio. Pero los ecos de Pink Floyd me enseñaron a escuchar los detalles en la música. Aquí no hay ecos, pero una constante en un sintetizador (¿o será un teclado viejo?) que hace que entre en un trance. “Forward he cried…” hay juegos con muchas voces de pronto. Eso es lo importante en un disco, que de pronto te sorprendan los detalles. No, no hay ecos pero soy fan. Es hermosa. Muy, pero muy cuidada y hermosa.

Prendo un cigarro. Un compañero.  El último de la cajetilla. Ni modo, ahí viene la parte más “colorida” del disco.

“Any Color You Like” es por mucho mi favorita del Dark Side de Pink Floyd. Tienen un buen reto aquí. Bien, empieza funky, llena de guitarras chillantes. Arreglitos minúsculos y el piano Rhodes con sonido giratorio. Una rola para lunáticos. ¿Y si  prendo otro cigarro?

Calma.

El lunático está en mi cabeza, y me gusta lo que me dice. Escucho las babitas, sí hay un delay. Quiero que mi vida tenga delay. Los lunáticos, y los lunáticos hablando como lunáticos están sonando en mis bocinas. Esto es vida. Sí. Un momento para dejar todo lo que estaba haciendo.

Y termina como debe ser. Piel chinita y toda la cosa. “Eclipse” sabiduría pura. Lágrimas. Latidos de corazón.

No hay lado oscuro de la luna, de hecho, toda está oscura.

¿Otra vez?

Va.

Los que logran hacer una buena reinterpretación de las obras maestras son merecedores de un embrujo. Vengan las brujas para los Flaming Lips. Bravo.


La redefinición del espectro visual

December 15, 2009

Continuando con la gustada sección: las reseñas que le piden a Baxter en Ibero 90.9, aquí está la que me tocó hacer para los discos del año. La lista completa la pueden consultar aquí. El texto es sobre el que -para mi gusto- es el disco del año. Al menos es el que más escuché y que a la fecha me sigue sorprendiendo. Al momento que escribo esto, no tengo el disco físico, eso ya dice mucho sobre él. (Se aceptan regalos navideños)

En fin, espero que sea de su agrado, apreciables lectores.

The Horrors – Primary Colours
Baxter

Abres la caja de Pandora, te encuentras con diez posibilidades, cada una de ellas ya está perfectamente delineada y clasificada en un lapso de tiempo. Todas se rigen bajo una misma imagen, como si fuera el reflejo de un espejo roto que arroja una instantánea por tema. Una fotografía en tonos sepia -fuera de foco- retrata siluetas oscuras y fúnebres. El título multicromático que nos recuerda que el verdadero terror se experimenta en vivo y a todo color, este discurso hace ver a Bela Lugosi como un mero recuerdo atrapado en el fondo del mar.
Un viaje.

Una travesía ultramarina en donde la constante es el sofocamiento, provocado por poesía cuasi adolescente y retroalimentación melódica que lograron en el estudio, apadrinados por un par de dañaditos: Chris Cunningham y Geoff Barrow. Las guitarras cambian de sonido, recuerdan y tributan a Kevin Shields (desde la fotografía que las contextualiza), los sintetizadores escapan pavorosos del cliché y al final no deja de ser música garage. No dejan de ser punks, y por supuesto, no dejan de ser románticos. Ahí el hilo negro de esa facha pasajera y olvidable del emo.
El segundo paso, probablemente el más difícil en la carrera de una banda de veinteañeros, fue logrado y con honores. Los ingleses hicieron historia que se cuenta sin pausas, sin descanso ni tanques de oxígeno. En el camino tocan fondo, se sumergen en la mierda para llegar a un final épico, memorable y que pide a gritos una repetición. Así, sí.

Primary Colours es uno de los primeros discos de la nueva década. Una década que pinta para experimentar, para acostumbrarnos a la crisis y aprender a vivir con ella. Tiempos oscuros para la sociedad, pero irónicamente los más brillantes para las mentes creativas. Solo así podremos sacar la cabeza del agua.


Nostalgia de Interpol

December 2, 2009

En la nostalgia por revivir lo mejor de la década, en Ibero 90.9 me pidieron reseñar esta maravilla de disco. Le puse play y esto fue lo que escribí. Lo comparto con ustedes antes de que lo publiquen en el sitio. (En donde por cierto, estarán las reseñas de los 10 mejores álbumes a cargo de los integrantes de todo el HH equipo)

Interpol – Turn On The Bright Lights
Por Baxter

¿Cómo era el mundo hace diez años? Basta decir que había torres gemelas, Felipe Calderón no figuraba en la agenda nacional y que un aparato de uso común como el iPhone aun no existía. No hablemos de la crisis económica mundial, del pánico a los tsunamis o la guerra contra el narco. ¿Vivíamos en un lugar mejor?

Hace 7 años, el mundo era otro al del inicio del nuevo milenio.

Para muchos, el 2001 fue el verdadero inicio del siglo. Inició una era de terror, dominada por los fundamentalismos occidentales, el miedo a la otredad, de avances tecnológicos que sólo nos recuerdan lo poco que hemos crecido como humanidad. Los rasgos inevitables de un mundo en decadencia que hoy sufrimos, un regreso a la era medieval.

Y en ese panorama, tan sólo 11 meses después del inicio del fin, una banda neoyorkina nos recalcó directo en la cara que vivimos en épocas oscuras. “Prendan los reflectores” porque ya nada será igual. La nostalgia, el sofocamiento provocado por el derrumbe de los valores, reflejado en dos torres colapsándose en televisión abierta. Así se siente el debut de Interpol ahora que le ponemos play. Tanta razón tenían.

Y luego vinieron los clones creados en el laboratorio, el monstruo sigue dando patadas de ahogado sin dirección. La industria no supo cómo reaccionar ante la nueva forma de concebir el mundo y entonces vino el boom del ‘indie’. Manifestación social que a los pocos meses se presentó como una respuesta casi química y que seguimos resintiendo en las estaciones de radio, en las tiendas de moda, en los noticieros de Televisa. Imitadores emulando lo que otros heredaron. La copia de la copia, esa que en un afán flagrante se convirtió en moda.

Cuando estos cuatro neoyorkinos, que supieron voltear atrás y ver a The Fall, a Iggy Pop o a Ian Curtis como una especie de confort oscuro, de “tiempos mejores”, lanzaron este álbum el mundo comenzaba a cambiar. A siete años de ponerle play por primera vez nos podemos contestar la pregunta. NO, no vivimos en un lugar mejor. Y probablemente no lo haremos, aun cuando tenemos iPhones y somos conscientes del calentamiento global.