Esta es la mejor banda del mundo

August 10, 2012

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Esperé hasta el último concierto para vaciar todo lo que vi durante cuatro fechas en el Palacio de los Deportes de la Ciudad de México. Metallica, la banda que me inspiró un amor incontrolable hacia la música, visitó nuestra ciudad. Somos consentidos. Arrancaron una nueva gira, que celebra 30 años de la banda, en nuestra ciudad, con ocho fechas seguidas. (Inserte aquí chiste de Luis Miguel o de Chespirito en el Teatro Libanés.)

Ocho fechas. Ocho llenos totales. Ocho noches en donde “Master of Puppets”, “…And Justice For All”, “Ride The Lightning” y “Seek and Destroy” enloquecieron a más de 20,000 personas por noche. Eso hace a Metallica la banda más exitosa en nuestra ciudad. Más que una banda, se ha tornado en un culto difícil de igualar. Una suerte de religión en donde los coros de “The Memory Remains” suenan como cantos sagrados, y los fúricos alaridos que rugen «Die! Die! Die!» de “Creeping Death” son una catarsis difícil de igualar.

Las críticas pueden llover. Que si Metallica es una banda “pop” de metal. Que si es el show on ice de una banda que en algún momento cambió la percepción de la música pesada ante el mundo. Que ya están viejos y que sus chistes son predecibles. Que parece un mal montaje de Las Vegas. Que el show está prefabricado y los chistes aburren.  La banda siempre ha estado sujeta a este tipo de críticas. No es la primera, ni la última vez que les pasará. El que expone… se expone.

Sin embargo, y más de 100,000 personas no me dejarán mentir, lo importante no está en si tocaron las mismas canciones (con épicas variaciones entre concierto y concierto… si me preguntan) o si ya están viejos y vinieron a nuestro país a experimentar con su nueva gira para ganar millones. Lo importante de un concierto de Metallica es ver a James, Lars, Kirk y Robert tocar sus canciones.

Claro. Funciona, y muy bien, la silla eléctrica alimentada por generadores de Tesla, o a Doris (Lady Justice) derrumbarse durante el tema de 1988 que le da vida. ¿James tocando en un cementerio? Eso ocurrió en 1986, cuando Metallica le abría a Ozzy y el público iba a verlos a ellos. ¿El quemado? Un gag para fans que sí vieron el Cunning Stunts, un DVD que mostraba a un Metallica poderoso después de lanzar un disco blandito como el Load.

He escuchado más de 100 veces el solo de “Battery”. La introducción en vivo de “Sad But True” es un sello de la banda, ya sé que viene después de «Do you want HEAVY?», el interludio de “One” ha sonado en mis orejas miles de veces. ¿Y saben qué? Durante cuatro noches eso es lo que menos me importó. Son canciones que le hablan a quienes le tienen que hablar. Son letras que, a pesar de los años, siguen hablándole a generaciones enteras, porque existe algo de verdad en ellas. Es una banda de verdad, que supo resurgir del yugo de los egos y los demonios de la fama para hacer lo que hacen bien: tocar sus canciones. Tuvieron que sacar un disco terrible en el camino. Se olvida.

La última noche de sus conciertos es digna de recordarse durante mucho tiempo. Por primera vez tocaron “Orion” en vivo en nuestra ciudad. Su obra maestra. Esa canción que le calla la boca a sabihondos y a letrados en música. En el momento en el que los cuatro interpretan una canción que sale de la víscera para conectarse con las neuronas y cambiar el pulso de quienes lo escuchen, todos guardan silencio. Porque así debe ser.

Metallica es una banda que merece todo el respeto de quienes los escuchen. Es una banda que logra lo que ninguna otra. Comunión entre miles. Nacimientos de amistades. Lágrimas en medio de una melodía furiosa. Porque toca esas fibras de quienes aparentemente son duros, pero que reciben con una crudeza inigualable una sabiduría y una entrega que pocas bandas logran.

Por eso Metallica es mi banda favorita. Porque me hace sentir vivo. Porque sus canciones, aunque suenen millones de veces, me siguen diciendo cosas importantes. Porque los admiro como cuando tenía 14. Y estas noches en el Palacio de los Deportes difícilmente serán borradas de mi memoria. Seguramente más de uno se siente de la misma manera.

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Roger Waters, millones de veces

April 30, 2012

Pocas veces nos damos el tiempo de escuchar música. Casi nunca es apto el momento para dejar que los impulsos que captan nuestros oídos hagan magia con nuestras neuronas, y así podamos interpretar las notas, los silencios, los espacios o las letras que los compositores idearon para que su obra sonara como debía. Esos momentos nos pueden cambiar la percepción de las situaciones, y en ocasiones contadas, la vida. La primera vez que a mi me ocurrió algo así fue escuchando “Comfortably Numb”, con un par de desconocidos en una aventura de experimentación adolescente. Mi vida cambió para siempre, y ese momento quedó grabado en un lugar increíble de mi memoria. 

 

Más de diez años después, ese espacio se redimensiona y adquiere otra proporción cuando miles de voces cantan la misma canción. Probablemente a la gran mayoría le pasó algo similar a mí. Un estadio lleno, canciones que nos sabíamos de memoria, lágrimas, asombro: ese gran lugar común. La escena coming to age para más de una generación. El disco sobado que hace treinta años ya había sido digerido por los “conocedores”, volvió a cumplir su cometido frente a una multitud. Roger Waters nos volvió a incomodar, de la misma forma que hace casi cuarenta cuando berreaba frente al micrófono en es desgarrador grito de “Careful With That Axe, Eugene”. 

 

Desde las estrellas y lo que existe más allá de nuestro conocimiento, los estragos de la guerra y las atrocidades que provoca el poder, hasta lo más íntimo y desgarrador de nuestra soledad en una civilización que nos obliga a pertenecer a una forma de vivir para sobrevivir, la música de Pink Floyd y Roger Waters no deja de ser vigente. Y es preocupante. Nada tiene que ver con que los “pegados” seguimos tratando de hacernos un espacio dentro de la cotidianidad para escuchar discos completos de Pink Floyd, sino con que el mundo sigue igual. Y no necesitamos que venga a nuestro país un rockero legendario para darnos cuenta. ¿O sí?

 

Entonces, cuando por fin la tecnología y la fama permiten poner en escena una obra tan ambiciosa como The Wall, el mensaje se unifica, al menos desde la postura del canoso Waters. ¿En verdad “Young Lust” trata de mujeres curvilíneas bailando provocativamente en tonos rojos? ¿Será que para todos, “Mother” es un tema político? (Pareciera que así fue, cuando apareció un letrero que decía “Estamos hasta la madre” en el gigantesco muro montado en el Foro Sol.) Cuando presentó el mismo disco en Berlín, una “combatiente” Cindy Lauper se arrastraba por los suelos pidiéndole al sistema educativo (del primer mundo) un poco de libertad, y los Scorpions esperaban a los gusanos, celebrando la caída de otro muro. El significado no es el mismo, a pesar de que las letras y la música sí. 

 

Poner a una banda tocando detrás de un muro gigantesco, es dejar que la música hable por sí misma. Ocurrió sólo en un momento, cuando le tocaba el turno a “Hey You”. La canción termina con la frase más poderosa todo la obra: «Together we stand / Divided we fall». 60,000 personas juntas, cantando las mismas canciones, viendo las mismas imágenes, leyendo las mismas consignas pintadas en un gigantesco cerdo volador. Al final: cada quién piensa y vive lo que sus neuronas le permiten. Hay más de un millón de Roger Waters, y todos permanecerán en la cabeza de quienes lo han escuchado con atención, al menos una vez. Vaya que necesitamos recordarlo de vez en cuando. 

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Amor a los Flaming Lips

March 28, 2011

Esto es lo que hace a una banda grande. Lograr, mediante trabajo, talento y mucha (mucha) constancia, llegar de esto:

A esto…

Pasando por esto…

Y esto…

Y después entregar esto

Mucho amor a su trabajo, muchas lágrimas y sangre, y es por eso que los amo.


Mophono

February 21, 2011

A propósito de ésto:

Ésta rola me voló la cabeza hoy.

Mophono está a menos de 6 grados de diferencia de Kevin Bacon. Seguro.

[via RCRDLBL]


Changos traductores

February 17, 2011

Hace unos años, @leos y su servidor empezamos una bonita tradición que se convirtió en leyenda. Los Changos Traductores aparecían esporádicamente en #BDSF para hacer un servicio a la comunidad y castellanizar los angloparlantes temas que solemos poner en el programa. La mera verdad, es que también, con un poco de saña, evidenciábamos algunas “rolotas” que en realidad tienen letras que parecen escritas por un mico (no traductor).

A éste también le renunciaron

Luego de la huelga indefinida de este símico gremio, aparecieron nuevas propuestas de traducción, corregidas y aumentadas. Tal vez ya los habían oído, tienen unas cuantas rolas originales y otros “covers”. Se llaman Larry Mon y El Comanche, juntos son Los Master Plus y le hacen a eso del sabrosindie. Me dio risa, que esta misma rola ya la habían traducido los chimpancés de #BDSF. Esos bastardos abandonaron la lucha sindical.


«Tu sexo está en fuego». Sí, así de profundos se ven cantando esta “rolota” de los Kings of Leon. Ja.


El souvenir de Banksy

February 8, 2011

Jaime Camil dixit

Cuando eres niño, lo último que quieres ver es la verdadera cara de Santa Clós o el Ratón de los Dientes. Verles el rostro, las arrugas o los detalles que los vuelven una persona más allá del mito les quita la magia, los reduce a la trivialidad de la la vida cotidiana. La idealización de esa figura se desbarata, y el factor sorpresa es reducido a un bonito recuerdo. Todos recuerdan ese día, en el que le vieron el verdadero rostro al panzón vestido de los colores de la Coca-Cola.

Con la nominación al Oscar de Exit Through The Gift Shop como mejor documental, las especulaciones sobre la persona detrás de Banksy efervervescieron como sal de uvas en la peor de las resacas colectivas. Luego, el artista británico declaró que a pesar de no estar de acuerdo con las ceremonias de premiación «estaría dispuesto a hacer excepciones». Tal vez se refiera a esto que apareció en Los Angeles hace unos días:

¿Fue Banksy o Mr Brainwash o el Mr. Brainwash de Mr. Brainwash?

En caso de que aún no hayan visto el mentado documental, les puedo adelantar algo: no es una película sobre Banksy. Es en realidad, una muestra más de que este sujeto no quita el dedo del renglón, molestar al establishment es su leitmotif. Banksy se ha convertido en el establishment. Un coleccionista snob no está contento si hoy no tiene un Bansky en una de sus paredes: se está burlando de sí mismo. Es el Brad Pitt del street art. A pesar de argumentar que no saca ganancia de los souvenirs que ofrece en su página, su probable “aparición” en los premios de la Academia no deja de ser una excelente oportunidad de capitalización por parte de su departamento de relaciones públicas. Ya sea para hacer obras cada vez más contestatarias o para convertirse en un afiche de colección producido en masa.

Contar de qué se trata Exit Through The Gift Shop sería como contar el final de un chiste de Polo Polo, con redoble de batería escracheado por Geoff Barrow. Es probablemente su pieza más ambiciosa, la mejor lograda y con la que está en la delgada línea de convertirse en una lata de sopas Campbell’s o en el cerebro más influyente de nuestra generación.


Reliquias de Ibero 90.9

February 2, 2011

Hace unos días me agarró la nostalgia por el que hubiera sido el cumpleaños 71 de Syd Barrett. Recordé el programa especial que le dedicamos en Ibero 90.9 y reencontré el guión. Ahora, buscando otra cosa, encontré una montaña de discos vírgenes y vaya sorpresa, no sólo encontre el mentado programa, sino un montón de recuerdos de una estación que hacíamos sin saber cómo, pero con el corazón. Este es el trabajo que hacíamos Rodrigo Márquez “Tizano” y su seguro servidor allá en 2005. Nos metimos en muchos problemas, pero escucharlas tiempo después hace que todo haya valido la pena.

Ojalá lo disfruten.

Reel de promos y cápsulas
(que seguramente usé de forma fallida como currículum de productor en algún lado)

Cápsula de los Buenos Vecinos (DF x Travesías, 2004)

Cápsula Piratería (Rolling Stone, 2004)

Pop Pak! Syd Barrett


You’re In High School Again

January 10, 2011

Regresar a las raíces. Ver a amigos que te regresan a tu lugar inicial, para entender al mundo con asombro. Escuchar ese disco que olvidaste que amabas cuando tenías 17. Pensar con las neuronas de un quinceañero que se queda por primera vez sólo en casa. Disfrutar de una película que no habías visto, pero que sabes en qué va a terminar. Pasar una noche en vela riendo. Leer un poema que te recuerda a lo que olía eso, que no entendías y que ahora encierra un momento que se te fue como arena entre las manos, y que nunca más volverá a ocurrir.

Mañana es nuevamente el primer día de clases.

De estas calles que ahondan el poniente,
una habrá (no sé cuál) que he recorrido
ya por última vez, indiferente
y sin adivinarlo, sometido

a quién prefiera omnipotentes normas
y una secreta y rígida medida
a las sombras, los sueños y las formas
que destejen y tejen esta vida.

Si para todo hay término y hay tasa
y última vez y nunca más y olvido
¿quién nos dirá de quién, en esta casa,
sin saberlo, nos hemos despedido?

Tras el cristal ya gris la noche cesa
y del alto de libros que una trunca
sombra dilatada por la vaga mesa,
alguno habrá que no leeremos nunca.

Hay en el sur más de un portón gastado
con sus jarrones de mampostería
y tunas, que a mi paso está vedado
como si fuera una litografía.

Para siempre cerraste alguna puerta
y hay un espejo que se aguarda en vano;
la encrucijada te parece abierta
y la vigila, cuadrifronte, Jano.

Hay, entre todas tus memorias, una
que se ha perdido irreparablemente;
no te verán bajar a aquella fuente
ni el blanco sol ni la amarilla luna.

No volverá tu voz a lo que el persa
dijo en su lengua de aves y de rosas,
cuando el ocaso, ante la luz dispersa,
quieras decir inolvidables cosas.

¿Y el incesante Ródano y el lago,
todo ese ayer sobre el cual hoy me inclino?
Tan perdido estará como Cartago
que con fuego y con sal borró el latino.

Creo en el alba oír un atareado
rumor de multitudes que se alejan;
son los que me han querido y olvidado;
espacio y tiempo y Borges ya me dejan.

“Límites”, Jorge Luis Borges


Sobre Syd Barrett

January 6, 2011

Hace casi 6 años, en una estación de radio llamada Ibero 90.9, existía un programa de investigación sobre la cultura pop llamado PopPak! Ese programa, realizado por un equipo entrañable, implicaba noches enteras en el estudio de producción, desveladas, fines de semana enteros, clases sacrificadas (por supuesto) por parte de los estudiantes de la universidad. Todo valía la pena cuando los martes, en punto de las ocho de la noche, escuchabas plasmado tu trabajo. ¿Lo escuchaba alguien? Seguro. ¿Cuántos? Quién sabe. La estación en 2005 era mucho más pequeña que hoy. En ese momento estábamos construyendo algo por pasión, algo en lo que creíamos. Definitivamente eran otros tiempos.

Y así fue como me aventé al hombro una investigación pesada, para ofrecer media hora de tributo a uno de los músicos que me cambiaron el proceso neuronal. En ese momento, aún vivía Barrett. ¿Vivía? Quién sabe. En mi antiguo blog publiqué el guión, y el otro día me lo encontré por casualidad. El audio debe estar perdido en algún cajón de la estación. Olvidado. Horas de trabajo frente al Word, y luego frente al Sony Vegas al momento de producirlo están guardadas en un archivo en una montaña de discos grabables en el cajón de alguien en 90.9. Me encantaría escucharlo de nuevo.

Barrett murió hace 5 años. Hoy cumpliría 65. Ahí les va el guión, por el bien de la nostalgia. Ojalá lo disfruten.

 

(…)
Una mirada tan potente como un acorde salido del espacio exterior… el pelo enmarañado y un frágil cuerpo vestido de gazné y saco floreado. Nadie sabe donde estás…

Si lo encuentras caminando por las calles de Cambridge responderá únicamente si lo llamas por su nombre de pila: Roger Keith Barrett, Syd fue un apodo que siempre le molestó. Madcap, el disparatado, el lunático. Roger Barrett vive una vida tranquila, ausente, nadie sabe qué demonios pasó ahí adentro… Seguramente la dietilamida de ácido lisérgico no se llevó bien con la esquizofrenia.
Gusta de pintar y escribir textos que no enseña a nadie. Ama a los gatos y hace unos 38 años fundó una de las bandas más emblemáticas de la historia del rock. Syd Barrett desapareció de su propia mente en la década del desencanto hippie para no regresar nunca.

(…)
Fue en 1967 cuando EMI, la disquera de los Beatles, convirtió a 4 inocentes músicos en estrellas pop. Nick, Roger, Rick y Syd grabaron “Arnold Layne”, “See Emily Play” y “Apples and Oranges”, canciones que fueron editadas como sencillos. Para ese entonces, la banda ya tenía material suficiente para grabar un LP. El cuarteto entraba al mundo de los habanos, de la banalidad y coctelería fina, habían entrado al jet-set. Se volvieron amigos íntimos de gente como Michaelangelo Antonioni y Marianne Faithful. El Pink Floyd era la nueva sensación del pop sicodélico underground. Los Beatles habían sacado su Revolver un año antes y las consecuencias que ese disco traería en ese momento eran inimaginables. A mediados de 1967 fue concebido desde los estudios Abbey Road el disco debut de Pink Floyd. The Piper at the Gates of Dawn. El título hace referencia a un capítulo del libro favorito de la infancia de Syd: The Wind in the Willows.

Rock espacial, psicodelia, inocencia, perversión y experimentación. Si el Revolver fue un parte aguas en la manera de concebir la música pop; el Piper revolucionaba y echaba a la borda todo lo establecido anteriormente.

Anarquista musical, supernova errática… Syd Barrett. La mente lúcida detrás del primer disco de Pink Floyd se encontró entonces con el peso de las drogas, el distanciamiento, la alienación, las estrellas y un viaje interestelar que sobrepasaba cualquier relación humana. La conducta del guitarrista se volvió insoportable, no se presentaba en los conciertos y éstos tenían que ser cancelados, cuando lo hacía, era normal que de su Fender Telecaster escupiera pseudoacordes deformes y fuera de ritmo. Durante su primera gira norteamericana la banda se presentó en varios programas de televisión como American Bandstand o The Pat Boone Show. Durante las grabaciones Syd miraba fijamente al espacio con su guitarra en la mano mientras el resto de la banda seguía tocando. No había poder humano que lo hiciera reaccionar ante el compromiso de salir frente a miles de televidentes. Simplemente ya no estaba ahí, con el resto de los seres humanos.

Fue a principios de 1968 cuando la banda tomó la decisión más importante hasta ese momento… buscar un sustituto para el genio creador del concepto astrosicodélico pinkfloydiano. David Gilmour, amigo de la infancia de Syd tomó el papel de guitarrista suplente. Era bueno imitando partes de guitarra y podía grabar lo que Syd compusiera. La idea inicial no era correr a Barrett de la banda, más bien explotar su genialidad en abstracto y materializar en estudio sus obras… el plan nunca funcionó. Roger Waters tomó la batuta del grupo, compuso más de la mitad del siguiente disco. Fue así como comenzó su creciente tiranía.

El último track del Saucerful of Secrets es responsabilidad de Syd. La banda recibió una cinta por correo que contenía una vieja canción llamada “Jugband Blues”. La canción comienza diciendo: «Es muy considerado de tu parte pensar que sigo contigo, y es mi obligación dejarte claro que ya no estoy aquí.»

Así partió Syd Barrett de Pink Floyd, dejando un edificio a medio construir y emprendiendo un viaje en el cual haría un par de pequeñas escalas para no volver jamás.

(…)
En 1969, Barrett regresó al estudio. El 10 de abril iniciaba las grabaciones de su primer disco como solista. Tenía algunas canciones que había escrito en sus momentos lúcidos. A simple vista, su material como solista puede ser mucho más inocente que las canciones pop que escribía con Pink Floyd, sin embargo el transfondo de pena y angustia se deja notar a través de los casi 40 minutos que dura su primer material solista.

The Madcap Laughs, producido por Malcolm Jones, cabecilla del sello Harvest y David Gilmour; hace referencia desde el título al mismo Syd Barrett. “El disparatado ríe” es la traducción más exacta al español del título. La portada fue realizada por Storm Thorgeson, conocido por su trabajo en el arte de otros discos de Pink Floyd. La carátula muestra a Syd arrinconado en su propia recámara, con el piso pintado de naranja y morado, un Syd aun más alienado y perdido que en la era pinkfloydiana.

Casi la mitad del disco fue grabada por sus ex compañeros de banda, la otra por Malcolm Jones. Eran sesiones maratónicas recuerda Gilmour, sin embargo la esencia de las canciones estaba ahí, brotaba de Syd.

Fuera de ser un disco pretensioso, The Madcap Laughs es un disco errático, donde las fallas saltan a primera vista, tal vez sea eso lo que lo haga un disco tan honesto y melancólico. Un preludio al réquiem por la memoria del lunático…

En febrero de 1970 Syd regresa a los Abbey Road para grabar su último disco. El álbum, simplemente titulado Barrett es similar a su predecesor. Producido de nuevo por David Gilmour y ahora con la ayuda de Richard Wright.

La portada fue realizada por Syd, al parecer fue la única parte del disco que fue completamente de su autoría. Existen rumores de que el disco en su mayoría fue perfeccionado por los miembros de Pink Floyd sin ningún tipo de consulta hacia Syd… él no podía hacerlo por sí mismo.

Para apoyar la promoción de sus discos Syd se presentó en contadas ocasiones en público. Era común que a la mitad de las canciones dejara de tocar y saliera del escenario.

(…)
Solamente hay una explicación coherente en discos como el Sgt. Pepper de los Beatles o el Piper at the Gates of Dawn de Pink floyd… el ácido lisérgico. Syd Barrett tuvo su primer viaje de ácido en 1966, un pasaje documentado por un amigo suyo y que hace algunos años se vendiera como video casero para toda la fanaticada del guitarrista. Un Syd con el pelo corto, bien arreglado y una sonrisa inocente… virgen, jugando con hongos y corriendo por paisajes idílicos agitando su chamarra. Algunos cuantos allegados a Barrett denostan la veracidad de éste video que se puede conseguir fácilmente en Internet.

Una leyenda se forma a base de rumores… éstos sobran en las anécdotas que circulan alrededor de Syd Barrett. Durante su encierro en Londres era común ver entrar a gente como Pete Townshend o Mick Jagger a su departamento y salir completamente drogados.
Lindsay Corner niega algunas historias turbias como el ser encerrada por Syd en un cuarto por días enteros y ser alimentada con galletas por debajo de la puerta. Aubrey Powell, compañero de cuarto de Syd, recuerda haberle visto golpeándola con una guitarra en la cabeza… nadie sabe qué pasaba en ese departamento… a final de cuentas era el ocaso de los años 60.

(…)
Nadie sabe dónde estás… esa es la primicia del Wish you Were Here de 1975. Syd Barrett había azotado las conciencias del resto de Pink Floyd… nunca había salido de sus mentes. Las letras de Roger Waters a través de su ya exitosa trayectoria regresaban siempre a la desaparición súbita de Syd o a la muerte de su padre… sus dos grandes fantasmas que luego serían plasmados en la opera rock The Wall.

Las tensiones entre David Gilmour y Roger Waters llegaban a un punto crítico después del éxito del Dark Side Of The Moon. La idea era hacer un disco en homenaje al fundador de la banda y lo lograron. “Shine on You Crazy Diamond” es una canción épica que muestra la añoranza de la banda hacia mejores épocas. “Welcome to the Machine” es una rotunda queja ante las compañías disqueras y una sutil metáfora de éstas con el mundo de las drogas. “Have a Cigar” retoma el mundo banal del glamour y lo caricaturiza como si fuera una experiencia de todos los días mientras sus últimos acordes llegan a un radio de poca frecuencia que entona una de las canciones más sinceras de la banda. “Wish you were here”, (a diferencia de lo que puedan pensar los organizadores del Laser Spectacular) no es una canción de amor… es tal vez la canción que se pudo haber tocado en el funeral de la mente de Barrett.

El 5 de junio de 1975, Syd, o en el peor de los casos su fantasma, apareció en los estudios Abbey Road. Roger Waters estaba supervisando la mezcla del disco ya terminado. Entonces, la musa del Wish You Were Here propuso regresar a tocar con la banda. Era un Syd Barrett gordo, calvo y con la mirada más perdida que nunca… Después de ese día, ninguno de los miembros de la banda volvió a saber de él…

Nadie sabe donde está aunque algunos aseguran que Syd Barrett vive en un departamento en Cambdrige… padece de diabetes y cuando los días son buenos escribe literatura. Según su hermana sigue pintando solamente que bajo la firma de Roger Keith Barrett.

 

Wouldn’t You Miss Me?


Adios:::2010

December 25, 2010

Abracen a un desconocido, sonríanle a los que les hacen malas caras, coman helado una vez a la semana, ríanse hasta que les duela la panza, hagan caras chistosas frente al espejo, pónganle cuernitos a las personas que quieren en las fotos, súbanle el volúmen a todas sus actividades.

Estas fueron las canciones que marcaron para bien mi 2010, se las comparto como un regalo de Navidad.

Felices Fiestas.

Que el 2011 no sea ni la mitad de chingón de lo que fue el 2010.

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